" Fueron colocadas destinados para cuadras de caballos, los bloques no estaban divididos con ningún tabique, sin ventanas, sólo con cristalitos pequeños y opacos arriba, debajo del techo. Entre el tejado y la pared, alrededor de todo el bloque había aberturas, muy buenas como ventiladores de la cuadra, no obstante algo menos adecuadas para cumplir este objetivo en el caso de las personas. Por estas aberturas entraba la lluvia y la nieve, corría el viento. Al dormir en su proximidad inmediata, las mujeres a menudo se despertaban por la noche empapadas o cubiertas e una capa de nieve. Puesto que yo mismo viví luego en un barracón semejante,tengo alguna idea de cçómo era esto en la práctica. Por ejemplo, cuando llueve, al agua chorrea no sólo a través de las aberturas laterales, sino , también, a través de los tejados crónicamente agujereados. Los bloques no tienen suelo, sin o un pavimento de barro, con lo que en el bloque aparece un lodo blanco en que uno se hunde, igual que fuera del bloque. Los zapatos son raros y os zuecos de madera se pegan cada dos por tres y se caen de los pies. Por lo general, las mujeres van vestidas con uniformes soviéticos, viejos y rotos, y llevan pañuelos en las vcabezas rapadas. A un puñado de privilegiadas pertenecen aquellas que poseen zuecos de madera, que por norma les están algunos números demasiado grandes y que rocen los pies de madera terrible (lo sé por mi propia experiencia). Los cambios de la ropa interior se dan rarísismas veces, e incluso si tienen lugar, se trata de trapos viejos, sucios y rotos. Al principio no había por completo ni agua ni saneamiento. Por esto, el lavado no se incluía en el programa de los deberes del campo. Las mujeres se lavaban en café o en té que tenían que comprar a sus compañeras por pan".
- Del informe de un prisionero polaco, Jerzy Tabeau, escrito después de la fuga del campo en 1943 -
domingo, diciembre 10, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario