© Monde
"Arrastrarnos los pies a través de un terreno empapado y fangoso,llenos de temor y sin poder más. Llegamos a nuestras tumbas, tal y como llamamos nuestras nuevas casas. Antes de que nos arrastráramos a ese nuevo lugar, apenas habíamos tomado aliento, ya algunos de nosotros recibieron porrazos en las cabezas o de las caras heridas. Es la primera bienvenida que se da a los recién llegados. Todos están aturdidos y miran alrededor preguntándose adónde les habrían traído. Inmediatamente pasan a informarnos de que habíamos recibido una muestra de la vida del campo. Allí reina una disciplina férrea. Allí nos encontramos en un campo de la muerte. Es una isla muerta. El hombre no viene allí para vivir, sino para, tarde o temprano, encontrar su muerte. Allí no hay espacio para la vida. Es una residencia de la muerte..."
- De un manuscrito después de la liberación en el terreno del antiguo campo, escrito por un prisionero judío, Zalmen Gradowski -
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